Corta la pechuga en cubos medianos y sazónalos con sal marina, una cucharada de garam masala y pimienta negra recién molida.
En un caldero mediano a fuego medio/alto, calienta 2 cucharadas de aceite de vegetal y saltea la cebolla en julianas con el ajo y el jengibre. Cocina por 2 o 3 minutos. Agrega ½ cucharadita de pimienta de cayena, 1 cucharadita de cúrcuma, 1 cucharadita de garam masala y 1 cucharada de panela o raspadura rayada. Deja cocinar a fuego medio por 2 minutos más.
Agrega la pasta de tomate y los tomates en cubos y deja cocinar todo a fuego medio-bajo por unos cinco minutos. Con la ayuda de una licuadora o procesador de alimentos trituras el sofrito hasta lograr una salsa uniforme y suave. Reserva para más adelante.
Calienta un poco de aceite en el mismo caldero y sella el pollo en tandas pequeñas. Cuando todo el pollo esté sellado, ponlo en el caldero y le agregas los 90 mililitros de la leche de coco, y el sofrito licuado. Cocina a fuego medio-bajo hasta que el pollo se cocine por completo. Apaga el fogón y agrega la mitad de las espinacas, para que se cocinen con el calor y vapor que tiene el caldero.
Sirve de inmediato acompañado de arroz basmati aromatizado con limonaria y las hojas restantes de las espinacas frescas.
Arroz con limonaria
En un caldero a temperatura alta, derrites 20 gramos de mantequilla sin sal y sofríes el arroz. Agregas la infusión de limonaria, preferiblemente caliente. Revuelves el arroz y le pones 1 cucharadita de azúcar y sal marina a tu gusto. Apenas se empiece a secar el arroz, bajas la temperatura al mínimo y lo dejas cocinar tapado por 20 minutos.
Con la ayuda de un tenedor, revuelves el arroz con cuidado de no romper los granos, apagas el fogón y lo dejas tapado hasta el momento de servir.