El lemon curd o crema de limón es un clásico de la gastronomía inglesa, muy común a la hora del té o como acompañamiento en el desayuno, especialmente con scones. También es ideal para tenerla lista como base de relleno en tartas, o en general como ingrediente en diferentes preparaciones de repostería.
Prepara una baño María en una olla con un poco de agua a fuego medio y deja que hierva suavemente.
En un tazón de vidrio o de acero que quepa en el baño Marría, combina las yemas de huevo con el azúcar utilizando un batidor de globo, batiendo hasta que la mezcla esté homogénea y ligeramente pálida.
Incorpora la ralladura de limón, el zumo de limón, la fécula de maíz, la mantequilla en cubos y una pizca de sal. Mezcla bien para integrar todos los ingredientes.
Lleva el tazón al baño María y cocina sin dejar de batir con el batidor de globo. Continúa mezclando constantemente hasta que la mezcla espese y alcance una temperatura de 85 °C. Esto tomará entre 15 y 20 minutos, dependiendo del calor.
Una vez alcanzada la temperatura y la consistencia deseada, retira del calor y pasa la mezcla por un colador fino para eliminar posibles grumos o restos de cáscara.
Cubre la superficie del lemon curd con papel film, asegurándote de que toque directamente la crema (esto evita que se forme una capa seca en la superficie). Deja enfriar a temperatura ambiente. Luego, refrigera durante al menos 2 horas o hasta que esté completamente frío.
Notas
Esta crema de limón es ideal para tartas, rellenos de pasteles, macarons o simplemente para untar sobre pan o scones. Puede conservarse en refrigeración hasta por dos semanas, en un frasco hermético.